Comparto lo que dijo Abraham Lincoln: “La mayoría de las personas son tan felices como ellas mismas deciden ser”. Creo que eso de ser feliz es una decisión personal; que es cuestión de despertar y estar conscientes de que esta vida se acaba tarde o temprano y el chiste es disfrutar mientras estamos aquí.
Obviamente no soy quién para decirle a alguien cómo ser feliz, pero te comparto lo que he visto que funciona a raíz de lo que he investigado y de las cosas que he aplicado a mi vida para tratar de ser más feliz:
 |
| Foto: yaizakon.com.ua |
Si me pidieras pasos para ser menos infeliz (aunque repito: no soy nadie para decirte cómo ser feliz), te diría que empieces por quitarte la idea de que hay fórmulas para alcanzar la felicidad. No me canso de decir que cada quien construye su propio camino hacia ella.
La felicidad sólo es. No se busca, porque no se puede encontrar en algo, ni en alguien ni en algún lugar más que en ti.
Empeñarnos en alcanzar el concepto que tenemos sobre felicidad es desperdiciar nuestro tiempo, porque dejamos de vivir el presente por andar enfocándonos en alcanzar eso que tanto buscamos. La paz que necesitamos para ser felices, simplemente es. No se construye ni se busca, sólo es.
Si buscas dentro de ti con amor propio y autenticidad, te darás cuenta que tienes las respuestas que necesitas para ser feliz.
Suena cursi y trillado, pero me atrevo a decir que es cierto. Es una idea ampliamente respaldada. La Psicología Budista afirma que la felicidad radica dentro de nosotros. También lo decían los griegos. Me topé con este texto de Jorge Bucay al investigar para este artículo, y creo que lo explica muy claro:
No se trata de perseguir lo que no tenemos ni de fantasear sobre lo felices que seríamos si lo consiguiéramos. Se trata de comprender de una vez para siempre que la felicidad depende de lo que sucede de la piel para adentro, mucho más de lo que ocurre de la piel para afuera.
Identifica lo que te aleja de la felicidad y apártalo de tu vida, así sean personas, ideas, actividades, hábitos o actitudes.
No caigas en el papel de víctima diciendo que “todos son tóxicos”. Mejor atrévete a mandar a la fregada lo que no aporta a tu plenitud. ¿Ir con tu familia es una tortura porque se la pasan tirando mierda sobre ti y sobre los demás? Pues no los visites. ¿Tu trabajo te hace sentir miserable? Renuncia y busca algo mejor. ¿Estás en una relación que no te hace feliz? Termínala.
Dejar ir lo que no nos hace fluir, es un acto de amor propio. Aferrarnos a lo que nos hace infelices es todo lo contrario.
Llévatela leve. Enfócate en disfrutar el camino que vas trazando para ser feliz en vez de sólo querer llegar a esa meta.
La vida es un ratito, como decía Juanes. Nadie, por más fe que tengamos, nos puede asegurar que tendremos otra oportunidad de vivir. Así que más vale sacarle provecho al tiempo que estamos aquí. Vivamos desde el amor, a conciencia y dejemos de desperdiciar la vida queriendo ser esto o aquello. Seamos nosotros mismos y disfrutemos el proceso. Eso nos dará felicidad.
Cuando las personas se sienten felices, tienden a ser optimistas, a sentirse enérgicas y a tener confianza en sí mismas, y eso desencadena cosas chingonas en lo personal, en lo laboral y hasta en lo económico. Cuando alguien es feliz, se siente bien, tiene una mentalidad positiva ante la vida y confía en su capacidad de lograr lo que se proponga. Las personas felices son sus propias aliadas en vez de auto-sabotearse.
Y como ya dije: la felicidad está en uno mismo. Conectar con nuestro interior nos ayuda a darnos la oportunidad de descubrir cómo ser feliz según nuestra propia historia de vida y no lo que otros nos hagan creer que debemos hacer para lograrlo. Al final todo nos lleva a vivir desde el amor propio. Eso también es felicidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario